Vacíos institucionales: generadores de tragedias

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Cuando las sociedades caen en vacíos, es seguro que serán llenadas por algo o alguien, sin embargo, lo que surge nunca ha sido pacífico y en muchas ocasiones los resultados han sido catastróficos. Así la revolución Bolchevique de octubre del año 1917 sustituyó el zarismo, éste había dejado un vacío que fue llenado por los revolucionarios. En modo alguno se puede asegurar que la sociedad zarista estaba bien, pero la revolución acarreo para la sociedad sinsabores que muchos desearon volver al gobierno del Zar.
Lo anterior es solo un ejemplo de que en cualquier sociedad cuando existe un vacío es llenado por otra cosa. Cuando lo que falta es el derecho o líderes políticos, surge el anarquismo-en el sentido peyorativo de la palabra-a falta de paz, surge la guerra y así cada espacio es llenado por quien tiene la habilidad o la necesidad de asegurar su propia supervivencia a causa de la falta surgida.
Sucede que en las sociedades democráticas hemos llegado a un punto, donde dejamos en manos de ciertas instituciones la posibilidad de mantener el orden y la paz social, cuando la misma es alterada por individuos o grupos que deciden actuar de espalda al orden social establecido. En la actualidad el sistema de justicia con todas las instituciones que hacen parte del funcionamiento del mismo, debe poder garantizar que las personas, cuando se sientan vulneradas en sus derechos, puedan acudir a esas instituciones y de ellas recibir las respuestas que permitan suponer que el Estado funciona.
El primer eslabón para cualquier ciudadano que se sienta vulnerados en sus derechos por personas que violenten las normas penales es el Ministerio Público o la Policía Nacional. Cuando sucede un hecho ilícito, las víctimas por regla general acuden a una institución que se supone está para salvaguardar los bienes y propiedades afectados por el delito, la institución policial y el órgano de persecución penal del Estado, son los llamados a dar la respuesta necesaria al afectado.
En la actualidad estamos frente a lo que parece ser un vacío institucional por parte de esos órganos del Estado, en el caso de la Policía Nacional, es aún más pronunciado el sentido de vacío institucional, dado que los propios ciudadanos honestos y trabajadores, ni siquiera guardan el grado de respeto que deberían tener hacia dicha institución. Por ello es común ver como personas desafían la autoridad de la Policía Nacional, lo que hace pensar que no ven la misma como un órgano representativo de sus intereses.
En el caso del Ministerio Público, si bien la sociedad ha valorado como positivo el hecho de la persecución penal en contra de los delitos de corrupción administrativa, no es menos cierto, que los ciudadanos de a pie no reciben esa misma atención cuando se trata de los intereses que le han afectado en su vida diaria. Por tanto, una cosa es la persecución penal de casos mediáticos y otra muy distinta es dar respuesta a los ciudadanos cuando son afectados en sus intereses directamente por la delincuencia común.
El resultado puede ser trágico como sucedió en un sector de la Provincia de la Romana. Al parecer una víctima que busco respuestas en las instituciones que se suponen deben resolver el conflicto, decidió ante el vacío dejado por ellas, llenarlo tomando él mismo la justicia por sus manos. Así surgieron las mafias italianas ante la falta de una policía que diera respuesta a las víctimas de robo de sus productos agrícolas.
Finalmente, debemos procurar dar respuesta a los ciudadanos en su demanda de justicia, si no queremos que volvamos a la época de la Ley del Talión.


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