De tal Caballo, tal Potro. Alláh
|El carisma del Caballo Mayor era indiscutible, tanto que si el concepto pudiera definirse en algunas frases en el territorio de la República Dominicana, sin lugar a dudas, en el ámbito artístico el nombre de Juan de Dios Ventura Soriano (Johnny Ventura), sería uno de ellos. Ser carismático es la cualidad de atraer a los demás con su personalidad o sus palabras. Creo que hasta los dientes del caballo tenían esa virtud. Es lamentable que sólo después de que alguien haya dejado de existir en la vida terrenal, es que nos detenemos a enarbolar las dotes humanas, artísticas, políticas y familiares de quien ya no existe.
El ritmo contagioso, alegría permanente, innovación y calidad que desarrolló el Caballo durante su trayectoria musical, le hace merecedor de un lugar especial en el corazón de la sociedad dominicana y latinoamericana. Pero habían virtudes que adornaban al artista, desconocidas para muchos, pero que fueron vividas por otros. Al parecer el Caballo realizaba su labor social detrás de cámaras, tal como hacen los grandes, que no le place publicitar cuando enseña a pescar a alguien o cuando le da el pescado.
Esas características que adornaban a Jhonny Ventura se han conocido por amigos, familiares y algunas personas que siguieron su música durante más de 65 años de actividad artística, sólo a partir de su muerte. Otros que seguimos durante mucho tiempo su trayectoria artística y política, conocíamos algunas de ellas, pero no a tal profundidad. Al morir de forma “súbita”, ha salido a relucir del Caballo Mayor la capacidad de combinar la vida artística y política sin embarrarse en el lodazal de la corrupción, es un par virtuoso que muy pocos tienen el honor de compartir con Juan de Dios Ventura Soriano.
A través de los medios de comunicación hemos visto que también forjó una familia con valores y principios, independiente de que alguno llegase a cometer errores como todo ser humano, el legado familiar del Caballo Mayor, perdurará en el tiempo. Es lo que podemos predecir a partir de la forma que se ha conducido uno de sus vástagos-Jandy Ventura-quien asumió el protagonismo de todo el proceso de exequias fúnebres que les fueron rendido al gran artista y ser humano que fue su padre.
Dentro de todo el proceso de dolor que necesariamente acarrean las exequias fúnebres, un detalle ha llamado la atención de la sociedad; las palabras inoportunas del joven merenguero Emmanuel Jiménez (Ala Jaza). El intérprete que revolucionó el merengue de “calle”, reaccionó en forma inadecuada en el momento mismo que se debatía la grandeza del merenguero más productivo que ha dado a luz la Republica Dominicana. En ese contexto el joven merenguero pasó de la popularidad indiscutible, a ser uno de los más criticados y atacados inmisericordemente por los cibernautas.
Así, el Caballo Mayor, que en vida defendió con ahínco la posibilidad de que los jóvenes con talentos se les ofrezcan las oportunidades de demostrarlo y triunfar, tal como sucedió con su propia vida, con su muerte prácticamente deja sin trabajo a Ala Jaza. Fue tan dramática la reacción de la sociedad a las expresiones del joven merenguero, que sufrió el cierre de su cuenta de Instagram, la red social a través de la cual emitió sus desafortunadas declaraciones. No valió que pidiera perdón, excusas y admitiera que cometió un error como cualquier ser humano. Fueron implacables con él.
Pero cómo de tal Caballo, tal Potro, el hijo del “Caballo Mayor”, hizo lo que quizás muchos piensan que había hecho su padre con estas palabras “Para que no se hable más de lo que voy a pronunciar ahora y no lo voy a hablar nunca más yo quiero decirle a Alá Jazá a un artista al cual admiro, respeto y valoro lo que está haciendo por nuestra música de que la familia Ventura no te guarda rencor, porque los errores son de humanos”. Ojalá ese joven merenguero pueda controlar sus emociones, es una lección del carisma que tiene aun después de muerto el Caballo Mayor Johnny Ventura, Alláh lo acoja en su Gloría.