DIOS LOS CREA Y EL DEMONIO DE LA CORRUPCION LOS SEPARA
|“Ahora hagamos al hombre a nuestra imagen. Él tendrá poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre los que se arrastran por el suelo, Génesis 1.26”. De acuerdo con el versículo antes citado para los creyentes en la creación es incuestionable que Dios creó al hombre. Tanto que le dio poder sobre los demás seres vivos, con ello creaba Dios, Jehová, Elohim o cualquier otro nombre dado al creador, el ser que según la biblia es lo más parecido a Dios, dado que fue creado a imagen y semejanza del todopoderoso.
Ese poder que tiene el hombre sobre los demás seres de la creación, incluso sobre aquellos de su propia estirpe, que son tenidos con inferiores por sus propios congéneres, es la misma situación que les lleva a convertirse en perseguidos de sus propios actos.
Es muy penoso lo que ha sucedido con los hombres y mujeres que formaron parte del partido más exitoso que había tenido la República Dominicana en los últimos 24 años, es decir, el Partido de la Liberación Dominicana, esa institución creada por Juan Bosch con la intención de crear una casta de ciudadano que “sirvieran al partido para servir al pueblo”.
Esa creación de Juan Bosch está muriendo del éxito que cosecho durante esos años, tanto que, al parecer esos hombres y mujeres creados por Dios y formado por una escuela de política con unos lineamientos férreos en el cumplimiento de los principios y valores políticos del servicio, terminaron dividiéndose a causa del demonio de la corrupción.
Lo que está sucediendo en el Partido de la Liberación Dominicana debe ser un punto de reflexión para los demás partidos del sistema, especialmente para aquel que ostenta en estos momentos las riendas del poder ejecutivo. Parece que mientras se está en el poder por mucho tiempo se crean unos “equipos de trabajos”, que al organizarse se convierten en una especie de grupo criminal, que cuando llega una persona distinta a la que organizo la estructura-aun siendo del mismo partido-inician pugnas internas por el control de la organización que los lleva a su propia destrucción.
Al parecer lo que sucedió con el Partido de la Liberación Dominicana no es más que la famosa frase “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”, pues la llegada de Danilo Medina a la presidencia de la República fue el elemento que permitió la ruptura con el equipo que había acompañado a Leonel Fernández durante sus doce años de gobierno, esos “grandes amigos” que lograron tanto triunfos juntos se separaron sin remedio, fue suficiente que se organizara una estructura de poder en ambos, para que el DEMONIO de la corrupción los separara, aun siendo creado por la misma institución, ello no fue óbice para que una vez cada quien formara sus propio ejército de ángeles o demonios no pudieran convivir juntos. De tal manera que se crearon las bases para una inconciliable enemistad.
Pero lo más penoso está sucediendo con el propio ejército de Danilo Medina, pues mientras estaban manejando el presupuesto nacional, parecían muy unidos en procura de enfrentar la situación creada por la pandemia o en enfrentar la candidatura de Luis Abinader para que Gonzalo Castillo ganara las elecciones de julio del año 2020, sin embargo, una vez salieron del palacio presidencial parece que los caballos de Troya, los demonios de Tasmania se han desatados.
Hasta el propio Danilo Medina se ha juramentado como Diputado al Parlacen, dejando sus tropas a la derivas. Parece que ciertamente ni la propia creación de Dios es suficiente para mantener unidos a los hombres cuando entra el Demonio de la Corrupción.