EL POPULISMO PENAL y LA MANIPULACION DE LAS MASAS
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La resolución de la Procuradora General de la República, Miriam Germán Brito, puede tener buena intención, pero carece de razonabilidad en el Estado Social Democrático y de Derecho, siempre que se respeten los principios que rigen el proceso penal.
Imponer una mordaza a los miembros del Ministerio Publico que cada día enfrentan los casos concretos de violencia intrafamiliar y de género es un absurdo que solo se justifica ante un populismo que quiere llevar al ánimo de la población que los grandes problemas sociales se resuelven con “Mano Dura” en contra de la delincuencia.
Lo lamentable de todo, es que decisiones como esa, alimentan ese morbo social, en que cada hecho de violencia registrado, se resuelve con más violencia, ahora de mano de las autoridades.
Las masas fueron denominadas “pendejos” por el abuelo de un ser humano extraordinario como Facundo Cabral, cuando decía que su abuelo solo le temía a los pendejos, porque son muchos y eligen hasta los presidentes. Es así que los pendejos-masas-son tan manipulables que los enemigos del Nazareno convencieron a esos imbéciles para que prefieran a Barrabas en contra del justo-Jesucristo. En base a esa manipulación que puede hacer el poder con las masas, es necesario dudar cuando la mayoría está de acuerdo. Tanto que hoy es muy peligroso estar de acuerdo con esos pendejos, digo masas, que gritan mátenlo porque es culpable.
No estoy, ni estaré de acuerdo con que el hombre que maltrata, mata o abusa de una mujer deje de recibir la sanción que merezca por el hecho cometido, pero jamás estaré de acuerdo con que las autoridades policiales decidan quién es culpable o inocente y terminen con la vida de una persona, aun sea culpable de un hecho atroz, primero debe ser juzgado por un tribunal para determinar la sanción a imponer.
Por ello, pensar que todo el que se le denuncie por violencia de género o intrafamiliar es culpable, es tan atroz como el hecho de matar a una mujer por su género o porque entendamos que somos su dueño. Nadie debe tomar la ley en sus manos, de hacerlo estaríamos retrocediendo a la barbarie. Cada caso debe ser investigado, procesado y juzgado de conformidad con el debido proceso. Hacer lo contrario, sería peor que el mismo hecho que se trata de combatir.
Ver como una persona es asesinada en un supuesto intercambio de disparo, llevándose de paso, a un joven inocente, nos lleva a reflexionar sobre la famosa saga de la película Harry el Sucio, con Clint Eastwood, cuando en una de sus cuatro presentaciones, un escuadrón de la muerte se dedicó asesinar delincuentes en una ciudad, los cuales siempre se escapaban del sistema de justicia. Es interesante conocer el desarrollo de la película, ya que al final Harry Callahan (Clint Eastwood) descubrió que el escuadrón de la muerte, no eran más que sus propios compañeros de la policía, los cuales contaban con el apoyo de su jefe Capitán. Al descubrir el agente Callahan que su jefe estaba al tanto de lo que hacían sus compañeros, el capitán le pidió que se uniera al escuadrón, pues lo que estaban matando no eran más que escorias de la sociedad. A lo que Harry respondió, el problema de que alguien se encuentra que está por encima de la ley, es que mataras a delincuentes, pero en un momento mataras a su vecino porque puso la basura en tu área del parqueo. Ese es el problema que puede derivar el hecho de que alguien entienda que puede hacer lo que quiera sin respetar la ley.
A todo esto, esas masas de pendejos siguen gritando a toda voz ¡Mátenlo! ¡Mátenlo! Sin tomar en cuenta que a quienes están matando no es al delincuente, o quien cometió el hecho, sino, a sus propios derechos de recibir un juicio justo cuando les toque. Si los fariseos hubiesen sabido que estaban afilando cuchillo para su propia garganta, quizás habrían preferido al “Justo” y no a Barrabas.
Ojala y los enemigos mañana, no seamos uno de nosotros, porque por mas inocentes que nos consideremos, la ley será aplicada por una policía alentada por las masas gritando: ¡Mátenlo!