¡Coño! Así no. Respetemos la dignidad humana

Primero soy un ser humano, luego dominicano. Es imprescindible entender esto, independientemente de la soberanía nacional, la política migratoria y el resguardo de la integridad de la cultura dominicana, existe una condición que tenemos las personas por el sólo hecho de haber nacido humanos. Ahora bien, tener la condición de ser humano digno, es algo más profundo.

Es la condición que deben observar las autoridades dominicanas de migración cuando se trata de seres humanos. Dado que nuestra constitución en su artículo 39 establece que “La dignidad del ser humano es sagrada, innata e inviolable; su respeto y protección constituyen una responsabilidad esencial de los poderes públicos”.

El espectáculo infrahumano que hemos observado algunas fílmicas, donde mujeres en estado de gestación son sacadas de los hospitales dominicanos por autoridades de migración es deprimente y violatorio de la condición humana de esas mujeres. No es innecesario para hacer cumplir la política migratoria de un Estado llegar a extremos como los que se han estado presentando en los medios de comunicación.

Esos actos, más que afianzar la soberanía del Estado, la pone en peligro, pues existen organismos internacionales vigilantes del respeto a los derechos de los migrantes que pondría en ejecución una política más intervencionista que permitir a una parturienta dar a luz y luego repatriar a su país de origen. Y peor es cuando vemos lo que establece el artículo 26 de la Constitución sobre el reconocimiento del Derecho Internacional en nuestras fronteras.

Aunque somos conscientes de la carga económica que representa para el Estado Dominicano,  por asistir a un número cada vez más grande de extranjeros que vienen a ocupar el sistema sanitario, ello no debe ser obstáculo para proteger los Derechos Humanos. Cuando nuestra Carta Sustantiva habla de que la dignidad humana es sagrada, no se refiere a los dominicanos, habla de “Ser Humano”. Es esa la condición que se requiere para ser protegida y garantizada por los poderes públicos.

Esa condición innata e inviolable de los seres humanos, le acompaña a cualquier parte del mundo donde se encuentre, independiente de su condición migratoria, salud, color, raza, condición económica, social, religiosa, etc. Por ello, el Estado Dominicano debe procurar que los dominicanos migrantes le sea respetada la dignidad humana que le acompaña. No importa la condición de inmigrantes ilegales que muchos nacionales tienen en Estados Unidos y Europa. La migración ilegal, no es un delito. Solo constituye una falta administrativa que conlleva sanciones administrativas, como la deportación.

Ahora que los poderes públicos discuten en el Congreso Nacional un Código Penal las sanciones que debe aplicarse a la práctica del aborto, debemos pensar si el hecho de sacar a una mujer parturienta de un centro hospitalario, cuyas condiciones le puede acarrear la pérdida del embarazo por la actuación de las autoridades migratorias, puede constituir un aborto provocado. ¿Es qué solo defendemos la vida de algunas personas? ¿O todas las vidas tienen el mismo valor?

Las preguntas anteriores deben ser revisadas, pues nuestra defensa de la vida tiene que ser por el hecho de ser seres humanos, de lo contrario es una posición hipócrita que tenemos sobre el aborto. Esas parturientas deben ser protegidas por el hecho de ser seres humanos.

Propicio es el momento para enarbolar la condición humana de las personas migrantes, dado que los dominicanos y haitianos migramos por condiciones muy humanas, que es la necesidad de una mejor vida. Recordar que el próximo diez (10) de diciembre se cumplen 73 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, documento que surge a raíz de una guerra a nivel mundial que cimentó las bases para que jamás en  el mundo un ser humano fuera dañado por otros seres humanos.

“La Declaración Universal promete a todas las personas unos derechos económicos, sociales, políticos, culturales y cívicos que sustenten una vida sin miseria y sin temor. No son una recompensa por un buen comportamiento. No son específicos de un país concreto, ni exclusivos de una determinada era o grupo social. Son los derechos inalienables de todas las personas, en todo momento y en todo lugar: de personas de todos los colores, de todas las razas y etnias, discapacitados o no, ciudadanos o migrantes, sin importar su sexo, clase, casta, creencia religiosa, edad u orientación sexual (Naciones Unidas, 2021)”.

Vamos a garantizar nuestra soberanía, sin violentar la dignidad humana de las personas. Los ilegales no son delincuentes, son seres humanos en busca de una mejor vida. Así no.

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