Proceso penal sin prisión preventiva
|Hace unos diez años, mientras participábamos en un congreso de Defensas Publicas a nivel regional, escuchamos una defensora enarbolar un tema desconocido por nosotras hasta ese momento. Decía la expositora “Yo sueño que algún día se puede llegar a conocer proceso penales sin prisión preventiva”. En aquel momento no entendimos el mensaje, pues la regla que habíamos manejado hasta el momento eran que los estándares internacionales para la utilización de la prisión preventiva como medida cautelar se circunscribían a: “Peligro de fuga, Entorpecimiento de la investigación, Comisión de nuevos delitos/futuros delitos, Preservación del orden público y Protección de la víctima, (PRISIÓN PREVENTIVA EN AMÉRICA LATINA: ENFOQUES PARA PROFUNDIZAR EL DEBATE, Registro de Propiedad Intelectual: 227451 ISBN: 978-956-8491-26-0 Publicado en abril 2013)”.
Al reflexionar hoy sobre el “flagelo” de la prisión preventiva casi me inscribo en soñar en algún momento con un proceso penal sin la utilización de esa herramienta procesal. Mucho más en un sistema institucional con tantas falencias como el que existe en el ordenamiento jurídico-penal dominicano. Además de la violación a un principio esencial del proceso, como es la presunción de inocencia, la prisión utilizada antes de emitir una sentencia condenatoria, se ha convertido en una herramienta inservible para los fines del proceso.
Si observamos la forma indiscriminada en la que se utiliza, se convierte en una pena anticipada con todas las malas consecuencias que resulta de un sistema penitenciario, que si bien ha hecho algunos progresos, aun se mantiene en condiciones infrahumana, donde pareciera que se envían a personas por venganza y no para cumplir los fines del proceso. De ahí que es preferible desde el punto de vista de los derechos humanos, que el proceso no se concretice, y evitar que un ser humano sea convertido en despojo humano a expensa de las inclemencias del sistema carcelario.
La prisión preventiva se ha convertido en la regla y no la excepción, tal como establece la Constitución Dominicana en su artículo 40.5 cuando dice: “Las medidas de coerción, restrictivas de la libertad personal, tienen carácter excepcional y su aplicación debe ser proporcional al peligro que tratan de resguardar”. De la norma suprema se desprenden un sinnúmero de garantías legales que dejan de tener sentido, cuando las autoridades del Ministerio Publico y Jurisdiccionales hacen caso omiso a las mismas.
Es deprimente, el uso excesivo de una medida cautelar, que supone su utilización solo cuando sea estrictamente necesario, convierte el instrumento procesal en un fin en si mismo, no en un medio como sostiene el principio de instrumentalidad de las medidas de coerción. De ahí que en vez de ser un instrumento, se ha instrumentalizado para obtener otros fines, principalmente ensalzar el proceso penal como la solución a la criminalidad.
Si, en realidad se pretende una lucha en contra de la criminalidad de cualquier tipo, debemos primero iniciar por tener centros de reclusión con estándares de seguridad para los privados de libertad y para la sociedad. Pues uno de los fines de la utilización de la prisión preventiva es evitar la comisión de otros delitos, sin embargo, precisamente desde los centros de privación de libertad se orquestan un porcentaje alto de los delitos que suceden, evidencia de que ese fin no se cumple. Tampoco se protege realmente victimas con mantener la prisión a personas investigadas y mucho menos se logra evitar destrucción de pruebas.
Por lo anterior, debe ser analizada a profundidad el uso desmedido de la prisión preventiva como instrumento procesal, si tomamos en cuenta que muchos jóvenes que son imputado por primera vez de un delito, son enviado a centros de privación de libertad en condiciones infrahumana, pero de las cuales cuando logran salir es convertido en maestro del delito, precisamente lo que se pretendía evitar con su privación de libertad, pasa a ser la herramienta para potencializarlo. Reducir la prisión preventiva es la mejor opción para una sociedad más humana.