LOS DERECHOS EN SERIO: UNA APOLOGIA A LOS PRINCIPIOS
|Ronald Dworkin (Worcester, Massachusetts, Estados Unidos, 11 de diciembre de 1931 -Londres, Inglaterra, Reino Unido, 14 de febrero de 2013), es uno de los filósofos del derecho más conocido por los nuevos juristas que, inspirados en los principios pretenden la solución de los conflictos jurídicos suscitados en la sociedad.
Dworkin en su libro “Los Derechos en serio” enarboló la idea de que el ordenamiento jurídico no puede circunscribirse a las reglas como única posibilidad para la solución de los casos. Es así que su teoría de los principios pretende dar la racionalidad necesaria al derecho para la solución de los casos difíciles o complejos de la sociedad.
La teoría de los principios es por sí misma una crítica al positivismo y el utilitarismo jurídico, dado que estas últimas dos concepciones reducen el derecho a las reglas jurídicas y a la filosofía utilitarista, lo que para el filosofo-catedrático de la Universidad de Oxford deja un amplio espacio para la discrecionalidad al momento de resolver un conflicto jurídico determinado.
Es de suma importancia en la situación actual que vive la sociedad dominicana enarbolar los postulados de Dworkin a fin de observar el derecho a través de un prisma principialista, que pueda dar respuestas efectivas a los proceso, sin que para ello el juzgador tenga que recurrir a la discrecionalidad. En su teoría de los principios podemos enjuiciar los casos que otrora parecería imposible juzgar por la no existencia de una regla clara que tipifica la acción, que aunque delictiva y ofensiva a los valores de la sociedad carece de la especificidad necesaria en la norma.
Si tomamos los principios como mandatos de optimización-Robert Alexi-que permiten aplicar de la mejor manera posible el efecto racional del derecho, tendríamos la solución de los procesos enfocada en valores supremos, que irían mas allá de las disposiciones legales escrita en los códigos que utilizamos como medio para resolver los conflictos jurídicos o en su defecto por la falta de reglas que tipifiquen la acción que la sociedad ve como delictiva.
Es precisamente en los principios donde se encierra la deontología ética que debe impregnar la aplicación del derecho. Ese deber ser, tiene por necesidad que surgir de los principios, dado que, las reglas como parámetros únicos de solución de conflictos no permiten erradicar las desigualdades al momento de ser aplicadas en los casos concretos que deciden los tribunales, máxime en un ordenamiento jurídico con tantas deficiencias normativas como el nuestro.
Si recurrimos a los principios como forma de resolver las deficiencias de las reglas-disposiciones normativas escritas-entraríamos al escenario moral del derecho, donde no todo lo legal es justo, por ende, desde el momento en consideremos que una regla aplicable a un hecho especifico no se ajusta a los parámetros de justicia, podríamos válidamente rechazar la aplicación de la misma y en su lugar optar por aplicar un principio del derecho, que sea más acorde con los valores superiores que adornan la sociedad en ese momento histórico. No con ello se pretende entender que los parámetros sociales sean inocuos, pero al menos se podría evitar que la discrecionalidad no sea la base de la solución del conflicto.
La sociedad dominicana se encamina a unas exigencias de valores compatible con la justicia, por tanto, es posible distinguir de forma clara que las instituciones jurídicas que tenemos en la actualidad en muchos casos no se ajustan a esos valores superiores que demanda la sociedad, lo que hace necesario cada día con más énfasis recurrir a principios del derecho, que contienen esas exigencias que la sociedad demanda como solución de los males ancestrales que les aquejan. Hoy más que nunca el derecho sigue siendo el sendero que ha de caminar cualquier sociedad para satisfacer las demandas sociales de justicia con igualdad.
Los derechos en serio y los principios éticos y morales sobre los que se sustenta el derecho, deben ser el elemento que sirva de disuasivo a lo antitético, logrando que la solución de los conflictos no sea arbitraria, pero sin dejar de perseguir las acciones desviada que afectan a toda la sociedad.
Es un buen momento para defender los principios como guía esencial para concretizar la justicia. Loor a Dworkin y los principios.