LA UASD, LA CALUMNIADA
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Desde siempre, a la UASD no les dejan pasar una. Ante cualquier situación, los misiles siempre están dirigidos hacia ella, con o sin razón, eso no importa, lo importante siempre es dañar su imagen y prestigio.
Es como si muchos de los que la atacan soñaron con estudiar en sus aulas y sentir ese sentimiento uasdiano, que es el que nos hace crear resiliencia ante los desafíos de la vida.
La calumnia se ha vuelto a levantar contra la academia de educación pública; esta vez, motivada por el llamado a paro del gremio profesoral.
De antemano, no defendemos dicho llamado, pienso que dentro de la crisis, la universidad del Estado ha disfrutado de una estabilidad económica que le ha permitido a sus a profesores y empleados mantener una estabilidad en sus ingresos.
Otro elemento a favor es la llegada al poder ejecutivo de un presidente que, pese a no ser uasdiano, no se comporta frente a la academia estatal como un enemigo de esta, por el contrario, la UASD, para el presidente Abinader, ha sido desde el primer momento de su gestión de gobierno, una de sus principales prioridades.
En ese sentido, a un gobierno amigo, no se le crean confrontaciones, por el contrario, se propician diálogos, como mecanismo de resolución de conflictos.
Hay muchos que en sus ataques son arteros y deliberadamente en contra de la UASD.
A esos no tratare de describirle la realidad a la cual se enfrentan los docentes que imparten docencia en la UASD.
El primer mito a desmontar es sobre los “exorbitantes salarios”. Un profesor/a, para generar un salario neto de 60 mil pesos al meses, tiene que impartir 45 horas de clases, todo el que está en mundo académico sabe que 45 horas de clases, terminan explotando a quien asume esa cantidad de trabajo académico.
Otra realidad, es que a la UASD llegan los bachilleres con el más bajo nivel de aprendizaje. En ellos, la lectoescritura es todavía una aspiración del 4% para la educación.
Cómo se traduce todo esto, pues en que hay que compensar las deficiencias con que provienen del sector de la educación básica nuestros bachilleres.
La pandemia, puso a la UASD en la mira de los francotiradores de siempre, esta vez, la trama no le salió. La UASD se ganó el respeto en cuanto a la utilización de la tecnología usada en el proceso enseñanza- aprendizaje, más de 30 mil secciones, equivalentes a más del 50% de todo el sistema de educación superior, fueron atendidas de manera satisfactoria por los docentes de la universidad del Estado.
Eso no es noticia, la noticia siempre es lo negativo, dirán que para eso está la universidad, sin importarles que la universidad nunca ha recibido el trato que merece en cuanto a su incidencia y aportes al desarrollo nacional.
A las universidades privadas llegan los estudiantes de mayor calificación, de los colegios privados más acreditados, lo cual hacen un escenario totalmente diferente en el proceso de la construcción del conocimiento.
En la UASD, no solo hay que hacer la labor docente, también, hay que convertirse en una especie de consejero, de sicólogo, para poder entender que en un campo de Baní, un estudiante tenga que subirse a un árbol para poder encontrar señal, que le permita conectarse a las conferencias virtuales.
Sé, que la UASD comete muchos errores, que no son exclusivamente de ella, como institución del Estado, sino que es un mal que acarrean las instituciones del Estado en su conjunto.
Sé, también, que no hay excusas para alcanzar la excelencia académica, de hecho, de los laboratorios de la UASD, han surgidos estudios de nuestros científicos que los avalan hasta para premio Nobel de química.
Pero, como ya hemos dicho, eso no es noticia. La UASD, más que críticas, necesita del acompañamiento social y estatal, para seguir contribuyendo con esa labor social que sola ella en su área, puede realizar, porque en su filosofía el humanismo se superpone a lo meramente comercial.