«LA ESPERÓ» IV

-Se lo traje encendido. ¡Huele muy bien!

-¿Qué haría yo sin usted? ¡Caramba!

-Tardé un poco por darle espacio, como se puso así ahorita, me sentí culpable.

-No, ¡Que va! Está todo bien.

-Lo vulnerable no va con su forma. Comprobé que la protagonista de la historia que quiere plasmar, fue o es… no sé en qué tiempo hablarle, pero sí se que su respeto y afecto es bien palpable.

-Uhmm! Sí, realmente. Pero bien. Sigamos aquí. Una última cosita querido.

-¡Ordene!

-Puede ponerme «Aquellas pequeñas cosas», ¡Por favor!, de Serrat. Con eso la musa se me sienta al frente. Lo prometo.

-A ver… Café negro, Charlas, dos canciones, salir corriendo por un velón aromático, patron, mirar mi cuadro y… un elegante caballero con corbatin que la complace para que pueda despertar la musa, es decir, yo! Creo que debo salir ni aunque sea en el último capítulo de su historia. ¿Sabia?

-(Ella rie a carcajadas) No se preocupe, ya se donde va a figurar. ¡Ya se!

-No me diga que en los Agradecimientos, ¡Por favor! ¡No! Merezco ser uno de los personajes secundarios, por lo menos.

(Ella se queda riendo a carcajadas mientras él se va alejando sin darle la espalda, serio pero sonriendo)…

-¡Mi tema por favor! De Joan Manuel Serrat. (Y no para de reir).

Facebook Comments

Cual es tu opinión?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *