ELIMINAR O NO EL TOQUE DE QUEDA: DOS NOCIONES DEL MISMO PROBLEMA
|Los griegos son una referencia para occidente de todo lo que represente arte y literatura. Como poeta Sófocles fue uno de los griegos mas versados en literatura trágica, estuvo entre los tres más destacados en ese género. Antígona fue una de tres obras Tebanas que produjo Sófocles, en ella se enfrentaban dos nociones del deber: El deber familiar, que incluye tradiciones religiosas, representado por Antígona, y el deber civil, representado por la obediencia de las leyes del Estado, representado por Creonte.
Este dilema se presenta con mucha frecuencia en la vida de las personas, dado que vivimos en una sociedad donde la tradición familiar o religiosa, puede estar en disonancia con los deberes frente al Estado o las autoridades que representan ésta institución de la sociedad.
La actualidad que vive la humanidad está matizada por muchos elementos que enfrentan el deber que tienen los ciudadanos de acatar el cumplimiento de las disposiciones del Estado, y la necesidad de cumplir con sus deberes familiares.
Esto es más evidente, a medida que se profundiza la necesidad de las personas de cubrir las necesidades básicas de su familia y el deber de cumplir las disposiciones que los estados imponen para contener el avance de un enemigo común, la pandemia del Covid-19.
Dentro de las disposiciones del Estado Dominicano, está dentro del Estado de Emergencia el mantenimiento de una disposición que en los últimos meses se ha convertido en tema de discusión entre autoridades, ciudadanos y profesionales de distintas aéreas, donde unos cuestionan los resultados obtenidos en el famoso “Toque de queda”, mientras otros defienden sus bondades y se oponen a su eliminación.
En ese escenario la República Dominicana se enfrenta al dilema que representa la eliminación del toque de queda para satisfacer los intereses de una gran parte de la sociedad, mientras los ciudadanos cuestionan si es necesario el cumplimiento de esa disposición: obedecer al Estado y cumplir con sus leyes o violentar las disposiciones del Estado para estar conforme con nuestra propia consciencia.
El Estado debe analizar la racionalidad y necesidad de sus disposiciones legales para poder mantener su legitimación ante los ciudadanos, para que éstos sientan que cuando cumplen las normas impuestas por las autoridades lo hacen en base a una necesidad.
En ese sentido el toque de queda se ha convertido en un elemento de desasosiego para los ciudadanos, dado que, existen cada día una necesidad apremiante para las personas de salir para suplir las necesidades primarias de sus familias, mientras por el otro lado las autoridades esperan que llegue la hora del toque de queda para perseguir y sancionar a quienes no se encuentran resguardado en el horario establecido por el toque de queda.
El dilema no es fácil de resolver, pero es claro que especialmente en el gran Santo Domingo, el cumplimiento del horario del toque de queda se ha convertido en algo irracional, dado que el movimiento vehicular en las horas que las personas salen de sus labores productiva hace que algunos se tomen hasta tres horas para lograr llegar a sus hogares. Y en todo caso sabemos que las personas que se desplazan en sus vehículos no son un peligro para la expansión de la enfermedad, es por tanto, una disposición que no cumple con el principio de utilidad de la norma.
Con esto no se defiende la irresponsabilidad de algunas personas que incumplen el horario del toque de queda solo por desafío a las autoridades o simple diversión. Nos referimos a personas-que son la mayoría-que tienen una verdadera necesidad de estar circulando para poder enfrentar las necesidades propias y de sus familias.
Obedecer al Estado es una obligación, cubrir las necesidades familiares y propias es un deber. ¿A cuál obedecer?