EL ORACULO, ESCUCHA TELEFONICAS y PRIVACIDAD
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Oráculo es considerado una respuesta divina que llega a las personas a través de los ministros religiosos y sacerdotes. Un oráculo famoso fue el de Delfos en la antigua Gracia, el cual a través de la pitonisa-la cual intercedía entre las divinidades y los hombres-podía predecir el futuro de los que allí iban a consultar.
Pasado el tiempo el oráculo fue perdiendo su hegemonía en cuanto a hurgar lo que podía suceder con las personas, pues a medida que el Estado se desarrollo se van desarrollando junto al mismo grupos, cuya función esencial es sustituir a la “Pitonisa” y el “Oráculo”, así ya las elites de poder no se atienen a la fe para predecir el futuro, sino, que recurren a sistemas de espionajes que “adivinan” con suma precisión los que sus adversarios planean, hacia donde van, con quienes están realizando alianzas. De manera que la efectividad de los nuevos “dioses” es muchos más palpable en la medida que el aparato estatal se va engrosando con recursos y personal a sus servicios.
La capacidad del Estado de vigilar los que hacen sus ciudadanos es retratada de forma magistral por George Orwell en su clásico “1984”. Donde “El gran hermano” o el partido tienen toda una estructura estatal que le permite controlar hasta la respiración de sus adversarios, saber lo que hacen sus aliados e influir en el comportamiento de toda la sociedad a través de sus redes de espionajes, de manera que no dejan nada al azar o al oráculo. Sus pitonisas son tan efectivas para “adivinar”, que no necesitan de la divinidad para que les ayudes a tomar las decisiones correctas. El MINIVER (Ministerio de la Verdad) en el clásico de Orwell, tiene la capacidad de manipular todo lo que se le antoje debido a su gran sistema de espionaje para obtener información de todos los ámbitos de la sociedad.
En la sociedad griega era necesario recurrir al Oráculo de Delfos para obtener información, en la sociedad que Orwell describe en “1984” había que recurrir a los aparatos del Estado-Miniver-, en la sociedad actual es suficiente con contratar una compañía que vende la información que usted necesite a través de los “Pinchazos” de los teléfonos de las personas sobre las cuales necesitamos información.
Hemos visto en la República Dominicana como de forma descarada se escucha lo que hablan los jueces-Miriam Germán-, los que hablan los diputados, senadores, gobernadores, etc.; según las palabras del diputado Manuel Díaz-San Cristóbal-“todo el mundo sabe que eso se hace, yo mismo lo he hecho” (https://hoy.com.do/diputado-manuel-diaz-dice-es-normal-pagar-por-pinchar-telefono-dice-el-mismo-lo-ha-hecho/).
De lo anterior hay que concluir que es una práctica normal violentar la privacidad de los ciudadanos, que en la sociedad dominicana quienes tienen para pagar pueden intervenir las conversaciones privadas sin consecuencia alguna. Es tan desagradable ver a congresista que fueron parte de la Asamblea Constituyente que realizó los trabajos que concluyeron con la promulgación de la Constitución del año 2010 se establezca como algo normal violentar la privacidad de los ciudadanos. Fue esa misma asamblea que estableció en el artículo 44 de la Constitución lo siguiente: “Derecho a la intimidad y el honor personal. Toda persona tiene derecho a la intimidad. Se garantiza el respeto y la no injerencia en la vida privada, familiar, el domicilio y la correspondencia del individuo. Se reconoce el derecho al honor, al buen nombre y a la propia imagen. Toda autoridad o particular que los viole está obligado a resarcirlos o repararlos conforme a la ley”. En el numeral 3 de ese artículo se puede leer: “…Es inviolable el secreto de la comunicación telegráfica, telefónica, cablegráfica, electrónica, telemática o la establecida en otro medio, salvo las autorizaciones otorgadas por juez o autoridad competente, de conformidad con la ley”. Pero también debemos decir, que aquellas lluvias trajeron estos lodos, pues los mismos que hoy están reclamando “privacidad” fueron los que no se ruborizaron de lo que estaba pasando, lo entendieron algo normal.
El problema es que siempre se repite la historia del poema atribuido a Martin Niemöller “Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista, Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista, Cuando vinieron a buscar a los judíos, no pronuncié palabra, porque yo no era judío, Cuando finalmente vinieron a buscarme a mí, no había nadie más que pudiera protestar”. Ojala no sea tarde.