ANHELANDO A TRUJILLO 60 AÑOS DESPUES

Rafael Leónidas Trujillo Molina fue uno de los dictadores más conocidos en América. Gobernó con manos férrea la República Dominicana por más de 30 años, lo cual le granjeó amor y odio en muchos niveles de la sociedad dominicana y del mundo. Su figura es conocida por los dominicanos de la época en que gobernó e incluso para quienes nacieron posterior a su muerte, para nadie paso inadvertido.

Trujillo fue «ajusticiado» el 30 de mayo del año 1961, por lo que han pasado sesenta años de su muerte, pero su figura de espíritu egocéntrico, autoritario, megalómano, aun pervive en muchos de los ciudadanos de la República Dominicana, muy especialmente en la clase política del país. Parece inverosímil, pero muchas personas repiten que el país necesita un “Trujillo” para lograr el adecentamiento de las instituciones públicas, el respecto al derecho de propiedad y sobre todo para garantizar la seguridad ciudadana.

El hecho de que hoy muchos dominicanos desconocedores de la historia y  los horrores de la dictadura anhelen la presencia de un gobierno autoritario, no es por desconocimiento de las violaciones a los derechos humanos, la personalización del erario público, anulación de las libertades públicas, políticas y sociales a la mínima expresión, entre otras atrocidades que ejecutadas en la tiranía. No, se requiera  un “Trujillo” por la evidente y sintomática  decadencia que sufre la «democracia» en la República Dominicana. Pedir un dictador que lacere las libertades, es sinónimo del fracaso de la política ejercida por los gobernantes en  la supuesta “democracia” surgida con luego de muerto el dictador.

Los desastrosos gobiernos ejercidos por los políticos post-Trujillo, es lo que alimenta la esperanza de los ciudadanos para añorar el pasado. El ensayo democrático de nuestro país es un fracaso, si es analizado partiendo del deseo de volver a la dictadura. Cada gobierno y gobernante se desgastan  en el ejercicio del poder,  con tanta rapidez como llegaron a la dirección del poder ejecutivo. De ahí que las actuales autoridades con solo 9 meses en la rienda del ejecutivo lucen acorralados por los escándalos de corrupción en su propio espacio, tanto que, la población llega olvidar los desmanes administrativos, legales y de corrupción cometido por los gobiernos anteriores. Parece mentira que en tan poco tiempo las personas están deseando cambio, tal cual prometió en su campaña el actual gobierno.

Es un síntoma que llama a reflexión que el desgaste del gobierno nacional haya empezado en tan poco tiempo, pues aún no culmina la cuarta parte de su mandato y se asoma descontento con respecto a los mismos temas por los que la gente voto masivamente en contra del anterior. Es preocupante la poca credibilidad que la sociedad mantiene en la democracia, cada día creemos menos en los gobiernos “Democráticos”. Quizás el verdadero cambio solo se produce cuando no tenemos más que “perder que nuestras propias cadenas”.Es sintomático escuchar los ciudadanos decir que aquí hace falta Trujillo, dado que es el mismo sentimiento que le permite a cada gobierno o partido que estuvo en el poder volver a obtener el voto de la población tan pronto llegan las próximas elecciones. El ser humano recurre a su experiencia más cercana cuando sus expectativas caen en el vacío. Ojalá que el cambio prometido por el actual gobierno, no conduzca a la sociedad a recurrir a su recuerdo más cercano, porque entonces estaremos a la vuelta de la esquina con Trujillo a sesenta años de su muerte o el PLD cuatro años después.

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