SUPREMA CORTE DE JUSTICIA: UN JUEZ PARA LAVARSE LAS MANOS.

 

A propósito de la víspera de Semana Santa, es propicia la ocasión para estudiar algunos personajes de aquella época de la génesis de lo que hoy denominamos cristianismo. Uno de ellos fue Poncio Pilato, según la historia bíblica-nuevo testamento, algunos historiadores dan testimonio de la existencia del personaje, entre ellos el judío Flavio Josefo-ha pasado a la historia por haber tomado la decisión que llevo a la crucifixión a Jesús de Nazaret, teniendo el poder de detener la injusticia que se iba a cometer, Pilato cedió a las presiones del sanedrín judío. Para algunos ese hecho simboliza la sumisión del Juez al poder Político.

El hecho de “lavarse las manos” ante una injusticia que pudo haber evitado por la condición que ostentaba en ese momento, es un acto de vileza. La historia de Poncio Pilato tiene varias versiones, pero la que ha perdurado a través de la historia, es que siendo prefecto-autoridad civil y militar del Imperio y la República romana con amplios poderes en los territorios bajo su jurisdicción- pudo haber tomado una decisión acorde con la justicia, pero prefirió sucumbir a las intrigas, falacias y violaciones del proceso a que sometieron a Jesús de Nazaret sus enemigos políticos.

Pilato autoridad civil y militar en Judea sabía que su poder provenía del imperio, eso le daba la potestad de impedir semejante injusticia, ya que el poder imperial-Poncio Pilato-era superior al poder local-Sanedrín-pero las razones políticas pudieron más que la justicia, es así que ha perdurado a través de la historia el personaje ambivalente ante una injusticia, por ello hoy su actuación le ha guardado un lugar en el zafacón de la historia del cristianismo, independientemente de que todo debía suceder así según las escrituras.

Partiendo de aquella historia, se podría hacer un análisis de la actualidad dominicana con la conformación de la actual Suprema Corte de Justicia, ya que el nuevo presidente del poder del Estado encargado de controlar los demás poderes es consciente que tiene tras de sí el poder del imperio romano actual. Además sabe que gobernará en una provincia judía, donde tendrá que hacer alianzas con los sanedrines actuales para satisfacer algunas demandas políticas, siempre que no afecten los intereses del imperio.

Ahora bien, es muy consciente el presidente de la Suprema Corte de Justicia que tendrá la responsabilidad de decidir entre Jesús de Nazaret y Barrabás. Teniendo de frente una furibunda muchedumbre de fariseos gritando que suelte al barrabás, sin embargo, en esta ocasión deberá triunfar la justicia por encima de los intereses políticos, conociendo la historia, Luis Henry Molina tendrá que lavarse la manos para decir a los fariseos y los ancianos del Sanedrín que en base al poder que le otorgó el imperio romano él es libre para decidir a quién enviará al monte calvario para que lo crucifiquen. Deberá entregar a barrabás. Así se lavará las manos, pero para negarse a cometer crímenes en contra de los Jesús de Nazaret de hoy.

De lo poco que conocí al presidente de la Suprema Corte de Justicia, se puede afirmar que es un funcionario de Estado depurado, que “marca su terreno”, es conocedor de las ventajas de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (Tics), claro en sus convicciones y dispuesto a lograr los objetivos propuestos. Así entre sus objetivos estarán, esperemos, la reorganización de las salas con especialistas en cada una de ellas, establecer estrategias comunicacional-institucional basada en parámetros de independencia y modernización de la institución a través de las Tics. Con ello estandarizar los procesos en busca de erradicar la excesiva burocracia del sector justicia, ya que son escollos que impiden el acceso a la justicia.

La modernización es uno de los estandartes del nuevo modelo de gestión de la administración pública, lo hemos visto en proyectos como República Digital del cual Luis Henry Molina es uno de sus artífices desde la posición que ostentaba en el Instituto Dominicano de las telecomunicaciones (INDOTEL), por tanto esos puntos integran parte de la Estrategia Nacional de Desarrollo.

Estos procesos de los cuales es conocedor el presidente de la Suprema Corte de Justicia, inciden directamente en el rescate de la credibilidad externa en el poder judicial, repercutiendo en diversos estamentos de la sociedad, logrando así la legitimidad y el respeto generalizado de tan importante poder del Estado. El final de todo este proceso será la apertura y transparencia de la institución frente a una sociedad que como la del siglo XXI está más activa en los procesos de cambios que necesitan las instituciones.

De no responder a las inquietudes actuales, el presidente de la Suprema Corte de Justicia estaría decepcionando a gran parte de la sociedad, pero sobretodo jueces y defensores públicos que conocieron sus dotes de excelente organizador como director de la Escuela Nacional de la Judicatura.

Es conocedor de que la historia se escribe con las plumas de los vencedores y que para ellos los valores y principios enarbolados en la vida pública deben morir sobre las espaldas de quienes lo poseen.

Lavarse las manos es válido, siempre que sea para combatir los males que aquejan la sociedad, es decir, la injusticia.

 

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