A PROPOSITO DE COMBUSTIBLES: UN IMPUESTO A LA MIERDA

 

El célebre escritor Colombiano Gabriel García Márquez (1927-2014) premio nobel de literatura 1982, en su obra el otoño del patriarca expresa lo siguiente “…El día en que la mierda tenga algún, valor los pobres nacerán sin culo…”, refería quizás el fallecido escritor que los pobres estarán condenados a vivir en la marginación económica, dado que los gobiernos-corruptos-cuando algo tiene algún valor de inmediato lo cargan con impuestos. La historia no es reciente, pues ya en la época Romana el emperador Tito Flavio Vespasiano (9-79 d. c.), gravó con un impuesto la Orina humana. Así es, los propietarios de Fullonica-nombre que recibía en el imperio romano los negocios dedicados a la lavandería o tintorería-debían pagar un impuesto por las orinas que utilizaban en su oficio. Para ello el Emperador Vespasiano creó letrinas públicas, donde los propietarios de Fullonerias podían mediante el pago de un impuesto recoger las orinas humanas, las cuales eran utilizadas para el lavado de las finas telas de los nobles, ya que la orina podía limpiar manchas y realzar los colores de las telas.

De la época romana a nuestros días han pasado siglos, pero los cambios han sido muy pocos, pues si observamos como el Estado en la actualidad se preocupa por gravar las actividades humanas con impuestos nos daremos cuenta que casi todo lo que hacemos está gravado, el énfasis se vuelve despiadado cuando esas actividades tienen algún valor para los más pobres. Cuando las heces fecales con el avance de las tecnologías tengan un uso económico importante, para los pobres nos resultara más barato nacer sin ano, pues pagar los impuestos que le impondrá el Estado a las heces fecales será imposible de solventar.

Basta observar todas las actividades por las que debemos pagar impuestos: Entrada y salida de los pueblos-cuando no hay estación de peajes, a los policías-; entrada y salida del país-si se decide salir en yola, debe pagar a los marinos que vigilan las costas-; entrada y salida de playas y ríos; caminar por los parques nacionales; aéreas protegidas; etc. Dejando de lado los alimentos, ropas, utilerías, vehículos, viviendas, hasta por respirar aire limpio debemos pagar, solo hay que ver el costo de los aires acondicionados debido a la contaminación ambiental, que causada por las grandes industrias y el propio Estado también debemos pagar por lo que ellos dañan.

Aunque puede ser exagerado lo que planteamos, lo cierto es que muchos de los impuestos que pagamos hoy, hace treinta o cincuenta años nos parecían imposibles, pero sí, pagamos por todo y para todos, pues mientras siga la escalada de endeudamiento del Estado dominicano, es necesario seguir buscando fuentes de ingresos para hacer frente al mismo. Dado que el dinero que gastamos hoy en publicidad, viáticos, sueldos de lujos, comidas exquisitas, etc., no nace en los arboles, sino que es fruto del trabajo que cada dominicano realiza (PIB) y de los impuestos que pagamos.

Empeñar las futuras generaciones es un acto de irresponsabilidad política y social, cada prestamos tomado por el Estado es un compromiso para el futuro, lo que implica que cuando esos recursos se destinan a actividades no productivas se crea una deuda que la tendremos que pagar los que no hemos recibido beneficio alguno de ella, y eso es corrupción al más alto nivel.

Es necesario hacer conciencia de que todos somos República Dominicana, que el resultado de las políticas irresponsables los pagamos todos al final, debemos hacer frente a esta escala de impuestos sin fundamentos, de préstamos innecesarios. Ya que de seguir ese derrotero vamos a llegar a pagar los combustibles más caros, que por vía de consecuencia traerán los alimentos inaccesibles para la mayoría. A menos que para honrar los compromisos internacionales se decida poner un impuestos a la “mierda”.

No será extraño que lleguemos al extremo de pagar el anticipo de impuestos a quien decida nacer con ano, por ello los pobres debemos ir mutando a fin de que no comprometer los ingresos antes de nacer.

 

 

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