ANARQUIA CONTRA LA VIOENCIA.
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Hombre asesina a su pareja y tres hijos de ésta. Joven es grabado mientras golpea a una adolescente con uniforme escolar. Madre golpea salvajemente a su hija menor de edad. Muere estudiante de medicina por disparo realizado por un conductor que le había rozado su vehículo. Agente policial dispara su arma a las gomas de un vehículo con cuyo conductor tuvo una discusión.
Las informaciones anteriores se tratan de titulares de los medios de comunicación dominicanos en los últimos cinco meses, éstas son parte del diario vivir de la sociedad dominicana, unidas a muchas noticias más sobre el mismo tema, ninguna se refieren a hechos realizados por la delincuencia común, más bien se trata de ciudadanos “comunes” que cometen hechos tan o más violentos que aquellos que lo hacen para robar o asesinar por encargo. Por tanto la enumeración corresponde a hechos de violencia, no de delincuencia.
¿Qué está pasando en la sociedad? ¿A que se deben esos hechos violentos? ¿Cuál ha sido la respuesta del Estado a esta situación? Éstas preguntas y muchas otras no las hacemos pensando en cuál es la función esencial de cualquier Estado. Según los teóricos que defienden el Estado Social y Democrático de Derecho, el mismo se fundamenta en garantizar la convivencia pacífica de los miembros de la sociedad, bajo un clima de seguridad, justicia y respeto a la dignidad de las personas. Garantizando con ello el goce y disfrute de los derechos humanos esenciales.
Los Estados moderno han desechado una concepción alternativa al sistema que tenemos en la actualidad, basado en la mayoría de los casos en el fundamento de que el mejor sistema de gobierno es el que actualmente tienen la mayoría de los estados occidentales, sin embargo el sistema denominado “Anarquía-vivir sin gobierno, sin autoridad”, ofrece una alternativa distinta, pero peyorativamente se ha relacionado esa clase de ideas políticas como sinónimo de desorden, caos, desgobierno, desorganización, confusión, incluso violencia desenfrenada.
Pero ¿No es acaso lo que estamos viviendo hoy? ¿En el actual sistema de Estado el desorden, caos, confusión y violencia, está ausente? Entendemos que si desechamos las ideas anarquistas basados en los argumentos que hemos enarbolados podríamos estar equivocados, pues nuestra situación actual no es diferente a los conceptos peyorativos que de la anarquía tiene gran parte de la sociedad “moderna”. Solo basta observar los titulares, visitar instituciones públicas o privadas en busca de servicios, conducir por las calles, avenidas y carreteras de nuestro país, verificar el desorden migratorio, en fin, el desbarajuste social que tenemos.
Sin embargo, comulgamos con uno de los principios esenciales del movimiento “Anarquista”, que en pocas palabras podría resumirse así: “puedo hacer lo que quiera con mi vida, mis bienes, mis pensamientos, mi filosofía de vida. Con el solo limite del respeto a la vida, bienes, pensamientos y filosofía de vida de los demás. Vale decir, que mis derechos culminan en la misma esquina que comienzan los derechos de mis conciudadanos. ¿Sería entonces incompatible la anarquía con un sistema de vida digno, justo y de respecto a los derechos humanos? Entendemos que bajo el principio que hemos expuesto, la anarquía seria más compatible con los principios de vida digna, que el actual estado de cosa en el que vivimos.
Actualmente vivimos una violencia estructural, impregnada en las instituciones que deberían trabajar para erradicarlas, somos presa de nuestro propio sistema, donde cada vez más el desorden y el caos se hacen presente. No tenemos moral para criticar otros sistemas, teorías o tesis, porque vivimos en una sociedad igual o peor que aquello que criticamos. La posibilidad de vivir con dignidad no está siendo proporcionada por el sistema de Estado que tenemos. Por tanto, quizás la única alternativa ante la violencia, el desorden, la violación de derechos humanos, la falta de vida digna; sería un sistema en el cual la libertad de decidir qué hacer con nuestras vidas, solo tenga el límite de los derechos de los demás. Así la anarquía seria un remedio contra la violencia.