NOTA CULTURAL –Celebrando el Día de las Madres en RD

Hoy, domingo 27 de mayo de 2018, es el Día de las Madres en la República Dominicana, establecido mediante la Ley 370 de 1926, que establece que dicha festividad debe celebrarse el último domingo de mayo de cada año. La celebración fue promovida por dos prestigiosas mujeres: La poeta vegana Trina de Moya, que era la esposa del presidente Horacio Vásquez, y Ercilia Pepín, destacada educadora santiaguera. La historia nos revela que en la ciudad de Santiago se creó un “Comité pro-celebración del Día de las Madres”, que definió hasta los símbolos a exhibir ese día, que son, cito: “Un clavel rojo para quien tenga la madre viva;  una azucena blanca, para quien tenga la madre fallecida; vestir de rojo, quien tenga la madre viva; y de blanco, quien tenga la madre fallecida”. Luego de aprobada la ley, la primera celebración cayó el 30 de mayo de 1926. Ese mismo día se estrenó el Himno a las Madres, en la iglesia del ex convento de los dominicos, escrito por Trina de Moya, y música del sacerdote Manuel de Jesús González. Al decir de Ercilia Pepín “en este día especial hay que rendirle culto a la madre viva y a la madre muerta, a la madre propia y a la madre ajena”, porque “ellas son el símbolo que debía ser permanentemente reverenciado”.

En la historia de la humanidad, la celebración del Día de las Madres se remonta a la antigua Grecia con la festividad en honor a la diosa Rea, hija de Urano, que personificaba al Cielo, y de Gea, que encarnaba a la Tierra. Al paso del tiempo, esta fiesta pagana fue sustituida por los cristianos, y en lugar de honrar a la diosa Rea honraban a la virgen María, la madre de Jesús. En el siglo XVI, en Inglaterra, es donde realmente se da inicio formal a la celebración del Día de las Madres, cuyo nombre original era “Domingo de Servir a las Madres”. Ese día, los amos les daban permiso a los criados para que fueran a visitar a sus madres, y le pagaban el día. En esa época los criados vivían en las casas de sus amos.

Termino esta nota con un pensamiento del novelista y dramaturgo francés Honoré de Balzac, cito: “Jamás en la vida encontraréis ternura mejor, más profunda, más desinteresada ni verdadera que la de vuestra madre”.

Nota: Al terminar de leer esta nota, invito a leer mi poema “Brindo por ti, madre.

Brindo por ti, madre.

Brindo por ti,  madre que pariste vida,

que pariste futuro,

aliento y nueva esperanza.

Fuente de amor y alimento.

Vientre sagrado de la naturaleza humana.

Nido fecundo del plan divino del creador del mundo.

Brindo por ti, madre y educadora de la familia.

Remanso de paz y seguridad de los hijos.

Crisol de amor que forja la simiente en alma.

Ojos de guardián y consuelo.

Voz que perfuma los oídos  y despierta la alegría.

Regazo de calor para secar lágrimas las noches de desvelos.

Brindo por ti, madre cantora,

compositora ingeniosa de dulces acordes y cantos.

Labios que anuncian paz y alegría;

que expresan el final del llanto.

Manos abiertas para dar.

Puños cerrados para defender la vida con arrojo.

Brindo por ti, madre  de la sonrisa tierna.

Regazo y cuna de amor infinito.

Angel de oídos agudos que escuchan el hambre en el silencio de la cuna,

y en la distancia, el peligro que asecha a los hijos.

Madre  bondadosa.

Del hogar, eres luz que no se apaga ni languidece por los fríos.

Brindo por ti, madre cariñosa.

Perla hermosa en la selva y en el llano.

Amor que nunca morirá, porque de aquí irá a la gloria,

porque eres de Dios y pertenece al Cielo,

porque para ser madre hay que parir amor y esperanza,

hay que ser valiente, tener calor en las miradas y luz en los ojos.

Madre:

Cuando ya no estés, vivirás en mi.

Tu amor, lo llevaré en mi memoria.

Tus dulces cantos, en mis labios.

Tus miradas de paz, en las mías.

Tu conducta intachable, en mis actos.

Tu bondad y generosidad, en mis manos.

Y por ser madre abnegada, brindaré por ti cada mañana de mi vida.

Autor,

Dionicio Hernández Leonardo.

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