Incentivos para la protección del medio ambiente
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En estos tiempos de visibles y audibles alarmas por la degradación o mal trato al medio ambiente y los recursos naturales, son muy necesarios los estímulos que se puedan dar o diseñar a los fines de su protección.
Y es que, si bien a diario vemos acciones positivas de instituciones públicas y privadas en procura de cuidar y proteger el medio ambiente, entendemos que las mismas se pueden y se deben ampliar mediante el involucramiento de otras instituciones.
Es así que, entendemos que se debe involucrar de manera integral a los centros educativos en la protección y cuido del medio ambiente. Esto se logra, por un lado, mediante la enseñanza del medio ambiente (su importancia, su protección, su necesidad, etc.), y, por otro lado, a través de la realización campañas, prácticas y políticas de los centros educativos con miras a la protección y cuido del medio ambiente.
Igualmente, la importancia del involucramiento de los centros educativos públicos y privados en la protección y cuido del medio ambiente opera en el sentido de que las acciones deben hacerse de forma integral y deben iniciar desde el sudor del futuro, es decir, de los más jóvenes; de quienes aún tienen toda una vida por delante y quienes, naturalmente, mayor provecho le sacarán.
Ahora bien, este involucramiento, sobre todo la parte práctica, debe ser estimulada mediante el otorgamiento de incentivos a los centros educativos que mejor y mayor aporte hagan en pos de la protección y cuido del medio ambiente.
A pesar de que es responsabilidad de todos, también es cierto que tampoco es perjudicial que exista alguna motivación económica para ser otorgados a modo de premio a los centros educativos públicos y privados que se sumen, fomenten y mejoren políticas de protección del medio ambiente y recursos naturales desarrollen.
Como nota aclaratoria, cuando nos referimos a incentivos, hablamos de estímulos o instrumentos de los que se puede servir el Estado para motivar con acciones reales la protección del medio ambiente, mediante la reforestación o el manejo sostenible de los bosques.
De la misma manera, y para quienes desconocen y pudieran ver la idea (o sugerencia) como descabellada, debemos cotejar que hay varias leyes que promueven estos incentivos para la protección del medio ambiente. Como son la Ley 64-00, que crea la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales; la Ley No.290, del 28 de agosto de 1985, sobre Incentivo al Desarrollo Forestal. También están las Leyes No. 300-98 que dispone la enseñanza obligatoria en todas las escuelas y colegios del país, de la asignatura Medio Ambiente y Recursos Naturales y la 57-18, Ley Sectorial Forestal.
¿Se imaginan a los centros educativos públicos y privados del país compitiendo en una premiación por ser el ganador del que más aportó a la protección del medio ambiente en el renglón de siembra de árboles? O tal vez, si los casi dos millones de estudiantes de los niveles preuniversitarios sembrara al menos un árbol cada mes.
En conclusión, promovemos la materialización de esas normas, y que sean extensivas, en relación con el otorgamiento de incentivos a los centros educativos públicos y privados que más aportes y mejoras hagan en la protección, conservación y cuido del medio ambiente.