NOTA CULTURAL –Recordando a Molière

Un día como hoy, 17 de febrero de 1673, a los 51 años de edad, murió Jean-Baptiste Poquelin (Molière), en París, Francia. Fue un dramaturgo y humanista francés, considerado como el “Padre de la comedia francesa”. Sus grandes obras, cuyos argumentos y significado siguen vigentes en las sociedades de hoy, son: 1) Don Juan; 2) Tartufo; 3) El Avaro; 4) El doctor enamorado; 5) El enfermo imaginario; y otras.

En el ámbito de la cultura, los aportes de a Molière al teatro fueron determinantes para su expansión y desarrollo como espectáculo y como literatura. A casi tres siglos y medio (345 años) de su muerte, Molière sigue siendo el autor de referencia y el más interpretado. A través del teatro, atacó duramente la pedantería de los falsos sabios, las mentiras de los médicos ignorantes, satirizó la religión y a los falsos devotos, etc. También, formuló críticas antológicas contra los burgueses que se enriquecían de manera acelerada. Siempre tuvo un trato y exaltación especial hacia los jóvenes, a los que quiso liberar de las prohibiciones absurdas. Como nota curiosa, Molière, aunque parezca increíble, murió de un ataque al corazón en plena función de teatro, mientras interpretaba el acto de la muerte del personaje principal de su última obra “El enfermo imaginario”.

Termino esta nota con un pensamiento de Molière, cito: “Esforcémonos en vivir con decencia y dejemos a los murmuradores que digan lo que les plazca”.

 

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