Nota cultural –Recordando a Fouché

 

Un día como hoy, 26 de diciembre de 1820, murió, a los 61 años de edad,  Joseph Fouché, en Trieste, territorio de la antigua Austria, hoy esa ciudad forma parte de Italia. Fue un francés, de origen humilde,  considerado “La leyenda negra de un superviviente y maestro de la adaptación al cambio”, ya que pasó de ser un simple profesor de física, lógica y matemáticas, en un Seminario religioso, a uno de los personajes más poderosos de la historia de Francia. Al estallar la revolución francesa, la apoyó decididamente, saltó a la política, logrando convertirse en diputado por un partido burgués y, luego, aprovechó el escenario para dar los pasos siguientes de su oportunismo planificado, hasta convertirse en multimillonario y en un poderoso ministro de policía del gobierno de Napoleón Bonaparte. Además, se convirtió en uno de los políticos más intrigantes de la historia, y en el fundador del espionaje moderno.

El escritor y activista social austríaco Stefan Zweig, en 1929, publicó un libro titulado “Fouché, el Genio Tenebroso”; una obra que es mitad biografía y mitad novela histórica, donde se describen las maquiavélicas acciones de Joseph Fouché. Zweig, en su obra, narra que Fouché era un hombre tímido, callado y desgarbado, que aprendió “la técnica y el arte” del saber callar, la auto-ocultación, la observación y la psicología de las personas para tergiversar los hechos, urdir sus planes y poner en marcha sus acciones. Fouché, gracias a su sagacidad de mantenerse en el poder al precio que sea necesario, sin importar quien gobierne, pasó a la historia como el arquetipo negativo y maquiavélico de un político.

Termino esta nota con un pensamiento de Abraham Lincoln, cito: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

 

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