UN TRIBUNO DE LA PLEBE PARA LOS DOMINICANOS

La conquista de nuevo espacio para la población menos favorecida por los privilegios que ofrece el Estado, solo es posible a través de luchas y exigencias que logren sus objetivos a través del derecho o de la fuerza.

Desde hace ya bastante tiempo es la única forma para lograr que el poder político ceda espacio a los ciudadanos y por tanto garantice cierto equilibrio en el disfrute de la “res publica”.

En la época de la República en Roma, los patricios y plebeyos eran las clases en pugnas, los privilegios eran para los patricios, únicos miembros de la sociedad que podían acceder al senado. Los senadores nombraban los cónsules y a la vez estos últimos debían pertenecer a los patricios. Los plebeyos que eran los que sustentaban la vida de lujos que ostentaban los patricios con su trabajo y los impuestos que le imponía el Estado, también debían disponer de sus hombres para las guerras, pero no disfrutaban de los beneficios de su trabajo y esfuerzo. Fue así como surgió una de las primeras exigencias a los gobernantes romanos al inicio de la república, ya que los plebeyos decidieron no laborar, ni alistar a sus hombres para las guerras hasta tanto se les permitieran disfrutar de algunos de los derechos que concedía la República a sus gobernantes (Patricios), de ahí surge el primer magistrado de los plebeyos «El Tribuno de la Plebe».

Los plebeyos llenaron sus expectativas con la creación del tribuno de la plebe, ya que este sería vigilante de que la arbitrariedad de los patricios no recayera sobre los ciudadanos plebeyos. Para ello el tribunado sería «sacrosanto» lo que le permitía ejercer sus potestades libre de persecución o daño a su persona.


En la República Dominicana con 176 años de fundada, los plebeyos-clase media-aún siguen luchando por un “Tribuno de la plebe” que defienda sus intereses. Es que harta de los abusos y arbitrariedades de la clase política en contra de los recursos del estado y abuso a los ciudadanos menos favorecidos, la sociedad ha reaccionado en los últimos años exigiendo un poco más de equidad en cuanto a los beneficios que surgen de la administración del Estado.

La sociedad dominicana que paga impuestos y sobre la que recae los mayores sacrificios económicos-clase media-plebeyos-ha solicitado que los recursos del Estado no sea únicamente para el disfrute de una cúpula política y sus allegados, sino, que parte de los sacrificios que hacen los plebeyos les sean devueltos en obras que beneficien a la mayoría.


A través de protestas, denuncias, querellas, quejas o cualquier manifestación espontánea se ha exigido transparencia en el uso de los recursos públicos y que en los casos comprobados de malversación de recursos por parte de funcionarios públicos, los mismos sean sometidos a la justicia y les sean devueltos los recursos malversados al Estado.

Para ello todos los gobernantes de los últimos 30 años han prometido su palabra para enfrentar ese mal, pero una vez enquistado en el palacio nacional olvidan sus promesas, hacen caso omiso a las denuncia de corrupción o la auspician. Es lo que ha llevado a que los plebeyos de hoy exijan como única forma de enfrentar el mal, la inclusión de un funcionario independiente del poder ejecutivo que con el peso moral de su vida pública, tenga la valentía y decisión de perseguir y enfrentar la corrupción estatal.


Al parecer el presidente de la República que se juramentó el 16 de agosto 2020 tiene la intención manifiesta de complacer a los plebeyos-sociedad-, y con el nombramiento de un Tribuno del Pueblo Independiente-Procuradora General de la República-quiere que por fin se disponga de investigación y sanción de la corrupción estatal que tanto daño ha causado a la sociedad Dominicana.

Esperemos que nuestro “Tribuno de la Plebe” se convierta en un aliado de los plebeyos, de manera que enfrente el despilfarro del erario publico.

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