Sufragio y bienestrar general

Nuestra Constitución actual es una de las más prolíficas que haya parido el Pueblo Dominicano, cuya génesis fue el 26/01/2010, y en cuyo preámbulo dice:

Nosotros, representantes del pueblo dominicano, libre y democráticamente elegidos, reunidos en Asamblea Nacional Revisora; invocando el nombre de Dios; guiados por el ideario de nuestros Padres de la Patria, Juan Pablo Duarte, Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez, y de los próceres de la Restauración de establecer una República libre, independiente, soberana y democrática; inspirados en los ejemplos de luchas y sacrificios de nuestros héroes y heroínas inmortales; estimulados por el trabajo abnegado de nuestros hombres y mujeres; regidos por los valores supremos y los principios fundamentales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad, el imperio de la ley, la justicia, la solidaridad, la convivencia fraterna, el bienestar social, el equilibrio ecológico, el progreso y la paz, factores esenciales para la cohesión social; declaramos nuestra voluntad de promover la unidad de la Nación dominicana, por lo que en ejercicio de nuestra libre determinación adoptamos y proclamamos la siguiente: (…).

Amparada en ese preámbulo, la Constitución le confiere al Estado, la protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un marco de libertad individual y de justicia social, compatibles con el orden público, el bienestar general y los derechos de todos y todas. (Articulo 7).

Hemos introducido, las pinceladas de nuestra opinión con la cita de estos principios Constitucionales, a propósito del debate que surge de los cambios e imprevistos que ha sufrido el escenario democrático y electoral de nuestro país, como consecuencia de la suspensión de las elecciones municipales y posteriormente el panorama sombrío que cubre las pretendidas elecciones congresuales y presidenciales a celebrarse el cinco de julio de 2020, por el efecto de la enfermedad infecto-contagiosa de alcance internacional Covid-19, la cual ha generado la inversión de recursos económicos y humanos para combatir sus efectos, en varios países del mundo, con una tasa de mortalidad que ronda el 66% a nivel general y una cantidad de contagiados a nivel local de unos 6000 habitantes para un 19%., según datos oficiales del Ministerio de Salud de Publica, sin contar con los efectos mortales, psicológicos y económicos que esto representa para la población.

A partir de nuestras primeras reflexiones, queremos resaltar que el gobierno de la nación se conforma de tres poderes: El ejecutivo, El Legislativo y el Judicial, de los cuales los representantes de los dos primeros, son elegidos por Pueblo, de quien emanan todos los Poderes del Estado, quienes deben representar y velar por los intereses del pueblo que los eligió y no por los propios, conforme el espíritu de la Norma Suprema del ordenamiento Jurídico.

Es por estas razones, que desde una visión panorámica particular, nos detenemos a reflexionar en este sentido, al notar la férrea oposición de algunos representantes de la Cámara de Diputados y otras esferas del sector político, a la prórroga del estado de emergencia, con el temor de ver afectada la ansiada posesión de poder y posterior toma de posesión de los cargos políticos de turno.

Ellos “: nuestros representantes”, a pesar de escuchar el incremento de infectados con el Covid_19, solo demuestra que para nuestros » representantes» solo somos un grupo de tontos útiles, y que nuestro bienestar les importa un bledo. A final de cuentas, solo defienden sus intereses particulares y buscan satisfacer a toda costa las ansias de poder, disfrazadas de una defensa a la democracia, sin advertir que democracia no es solo acudir a las urnas a ejercer el derecho al voto.

¡Despertemos!!! No es nuestro derecho a elegir lo que defienden, es su derecho a ser elegidos y detentar poder lo que les preocupa.

Consideremos que la democracia también reside en que aquellos que ayer elegimos, opinen a favor de la salvaguarda, de nuestro derecho a: A la vida, a la salud, a convivir en una sociedad donde reine la paz y se promuevan los principios de la convivencia fraterna y de la solidaridad social.

La democracia debe ser protegida y ejercida; sin embargo en situaciones calamitosas como las actuales, puede aguardar.

! Basta! De confundir al pueblo, como en aquella fábula, el zorrro confundió al cuervo, con la adulación de llevarle a creer que poseia una hermosa voz, cuando en el fondo su pretensión no era más que arrebatarle el queso.

Solo nos queda pedir al altísimo que nos proteja.

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