Sodoma y Gomorra: un paralelismo con la actualidad

 

La historia de Sodoma y Gomorra es mencionada con mucha claridad, tanto en el viejo testamento, como en el nuevo se menciona con bastante precisión las causas por la cual fueron destruidas ambas ciudades. Si bien la ciencia puede dar explicaciones creíbles de que algún fenómeno natural haya destruido esas ciudades, no debemos olvidar que la historia tiende a repetirse cuando desconocemos nuestro pasado. 

El tema de la posible existencia de Sodoma y Gomorra está pendiente de resolver por  la ciencia, sin embargo, desde el punto de vista de las creencias religiosas se da por hecho que dichas ciudades fueron destruida por el Creador, aunque no hay acuerdo sobre el motivo específico, sí se debate de que en algún momento los ciudadanos de Sodoma y Gomorra se convirtieron en seres aborrecibles para Dios. Por tanto es relevante para la historia de la humanidad, el hecho de que el desenfreno del ser humano por la riqueza, el sexo y la falta de empatía para  con los demás, puede llevar a la destrucción de la sociedad.

De aquella historia bíblica podemos entender que las causas por la que fueron destruidas las dos ciudades no distan mucho del comportamiento del ser humano en la actualidad. Pues si bien, algunos pensamos que la pandemia vivida a finales del año 2019 y que aún se mantiene en la actualidad, produciría un cambio en la forma que nos comportamos con nuestros semejantes, parece que por el contrario ha condicionado a vivir en condiciones aún más dañinas para la especie humana. 

La falta de hospitalidad es una de las causas por la que fueron destruidas las ciudades según algunos historiadores bíblicos. Ese elemento en la actualidad es uno de los males que afectan a la humanidad, dado que como dijo Martin Luther King “”Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”. Implica que a pesar de que somos una aldea global, tratamos a nuestros semejantes como objetos, sin tomar en cuenta su valor como seres humanos.

Las migraciones han convertido los seres humanos en mercancías, que son utilizadas como medio para enriquecer a otros. El maltrato a los migrantes es uno de los males que acarrea esta sociedad mercantilistas, dado que convertimos en delincuente a las personas, por el solo hecho de ser extranjeros, incluso en nuestro propio país por no pertenecer a una comunidad específica podemos recibir trato desigual e incluso ser agredido. Si Dios fija su mirada en ese antivalor, es posible que tome las mismas medidas que con las ciudades bíblicas destruidas.

En cuanto al deseo de obtener riquezas y poder sin trabajo, es otro de los vicios que afecta a la sociedad actual. Conozco muchos jóvenes con valores y principios éticos que merecen ser parte de un mundo diferente. Pero no es el caso de la mayoría, pues la ambición por el poder y el dinero ha encaminado a la humanidad a una especie de selva, donde quien tiene poder y dinero puede violentar el derecho de los demás sin consecuencias. 

Es deplorable la forma en que adultos y jóvenes infringe las normas de convivencia pacífica por el mero hecho de lograr riquezas en poco tiempo. Construir riquezas era algo que conllevaba tiempo y esfuerzo, hoy parece que basta con atropellar a los demás y violentar derechos ajenos para lograr “existo”. Guerras, tráficos de seres humanos, drogas, armas y otros delitos son el aval preferido para tener dinero. En este aspecto, estamos peor que Sodoma y Gomorra.

Por último se debate que la destrucción de Sodoma y Gomorra se debió al sexo desenfrenado que practicaban sus ciudadanos, llegando incluso a convertirse en la primera ciudades que practicaban abiertamente la homosexualidad. 

Independientemente de que respecto a la preferencia sexual de cada ser humano, en el caso de la historia de las ciudades bíblicas destruidas, es probable que la ira del Señor se debiera al desenfreno, más que a la práctica misma. El mismo Lot sufrió según la biblia de ese desenfreno, cuando Dios envió a sus Ángeles a prevenirlo de que destruirá las ciudades, pues aun el hombre justo ofreció a sus hijas, los ciudadanos querían los hombres para practicar sexo.

Es por lo anterior que el problema de la sociedad actual con respecto a las preferencias sexuales se vislumbra más como antivalor, por el desenfreno de personas que no respetan el derecho de los demás, que incluso fustigan a quienes con derecho rechazan practicar la homosexualidad o el sexo con menores. 

La necesaria revisión de los valores en la sociedad debe ser prioridad de todos, para evitar otra catástrofe, sea por la ira de Dios o de la Naturaleza, como sucedió Sodoma y Gomorra.

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