La Habana: una Metrópoli petrificada




La Habana es sin lugar a dudas la metrópoli más importante de la República de Cuba, es el centro político, económico y cultural más importante del país más grande en término territorial de las Antillas Mayores. Tiene una belleza arquitectónica y conservación de monumentos coloniales envidiables. Calles y Avenidas bien señalizadas, amplias y las casas numeradas de forma armónica y fácil de reconocer.
Los lugares de visita obligada para quien desea conocer sus encantos son de fácil acceso para el público: Plaza de la Revolución, Museo de la Revolución, El Castillo del Morro, el Cristo de la Habana, el Museo del Ron, La Casa de la Cerveza, La casa de José Martí, Las Canteras de San Lázaro-lugar  donde estuvo José Martí haciendo trabajos forzados, La Casa donde estuvo en Comando del Che Guevara en el Morro, Zoológico, Acuario, El Bosque de la Habana, El Malecón, entre otros lugares son fáciles de visitar y conocer.
Sin embargo, a pesar de sus bellezas coloniales y las grandes avenidas, La Habana es una metrópoli que se ha quedado anquilosada en las décadas de los años 30 y 40, sus grandes mansiones datan de esa época. El vedado es una zona de grandes casas, visitar una de ellas cuya construcción data de 1926 nos remonta a una época de gran esplendor de la ciudad. El hotel Nacional construido antes de la Revolución es una maravilla arquitectónica, edificios que quizás pocas ciudades de América Latina tenían para la época, ya existían en La Habana.
Solo se puede admirar esas grandes construcciones que para la época eran las más avanzadas, pero se han quedado ahí. Una población decidida a “buscársela”  para sobrevivir, viviendo en grandes casonas de la primera mitad del siglo XX, las cuales eran de una sociedad acomodada, cuando no ricos para la época. Pero que hoy son habitadas por personas que sobreviven a puras complicaciones. El bloqueo se siente en la cantidad de vehículos de los años 50 del siglo XX, funcionando a la perfección con combustible diésel. Es una maravilla ver tantos vehículos clásicos en las calles de la Habana con la única intención de encontrar un turista para transportarlo por toda la ciudad a cambio de un pago.
Los alimentos, el agua, jabón, papel de baño y los productos básicos son escasos para la población en sentido general. Es un contraste la cantidad de extranjeros conociendo la ciudad y la precariedad con la que viven sus habitantes. Pero es extraordinariamente emocionante ver la capacidad que tenemos los seres humanos de sobrevivir en condiciones adversas.
Conocer la Habana no es suficiente para hablar de la Revolución de Fidel Castro y sus compañeros, pues la soberanía de un país es independiente a su condición económica. Son sus ciudadanos los encargados de valorar lo bueno y lo malo de su régimen, lo que sí puedo asegurar es que la ciudad de la Habana tiene seguridad ciudadana, contrario a la seguridad en nuestro país.
Al menos en lo que sus autoridades deben cumplir como seguridad ciudadana, salud y educación, lo que se puede apreciar plausible. La petrificación de su desarrollo en infraestructura y la paralización de su economía, debemos buscarla en otros


elementos, quizás cuando no haya bloqueo, la población está preparada profesionalmente para salir del estancamiento en las estructuras físicas de la ciudad.
Definitivamente, una experiencia para repetir.


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