Justificación de la naturaleza como ser vivo superior


Una de las tesis que sirven para justificar y fundamentar en hecho de que a la naturaleza se le considere como un sujeto de derecho y por vía de consecuencia pasible de ser representado en justifica y procurar su protección, tiene que ver precisamente con el hecho de visualizar a la naturaleza como un ser vivo superior.


Partiendo de esta concepción el jurista Edward Osborne Wilson, sostiene que: “la amenaza más importante que enfrenta la humanidad es la pérdida de la biodiversidad”. Esto implica que los Estados tienen que establecer políticas públicas para evitar mitigar el calentamiento global y la destrucción de los recursos naturales de manera discriminada.


Algunos autores como Mario Melo, considerado como uno de los acérrimos defensores de los derechos de la naturaleza y que propugna por un cambio en el orden constitucional para propiciar una mayor protección de la naturaleza. Este autor, para explicar la importancia y la significación de la naturaleza para el ser humano, hace un símil y la compara con una madre. En ese orden de ideas, plantea que:
“Que la naturaleza es nuestra madre, es una verdad evidente que la repiten todos los niños de preescolar. Siendo nuestra madre, ella cumple día a día con su deber de ser soporte de vida para todas las especies, incluyendo la especie humana. Madre al fin, ella tolera paciente, pero no indolente, cuanto agravio le causamos los humanos en nuestra desenfrenada carrera por la acumulación de capital y desarrollo”.


En este contexto, hay una corriente denominada “animista” y otra esencialista. Desde la primera se plantea que la naturaleza tiene un derecho a existir y seguir sus propios procesos vitales. Esta postura, esgrimida por Eduardo Gudynas, quien postula que la naturaleza tiene vida. Sin embargo, otros autores que defienden la corriente esencialista le otorgan un valor ontológico a la naturaleza, la consideran un fin en si mismo, pero no le atribuyen vida ni la consideran como ser vivo.

En conclusión, la naturaleza es un sujeto de derecho, lo que implica un tránsito del (objetivismo al subjetivismo). En ese orden de ideas, se colige que la naturaleza tiene vida propia, lo que implica que tiene dignidad y esta condición de la naturaleza es oponible al ser humano y a las instituciones públicas y privada. Bajo este nuevo enfoque, se propugna por pasar de una compresión antropocéntrica (considera al ser humano como centro) a una lógica biocentrica (aquí el ser humano ya no es el centro).

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