Cuando “La guerra es la paz”.

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“Cuando George Orwell escribió la distopía que representó su obra “1984”, nos hizo entender que el “gran hermano” asalta nuestra inteligencia cada vez con más eficacia para hacernos entender una realidad ficticia, que es difícil poder diferenciar la verdad de la mentira que nos están presentando.

Debo confesar que no soy experto en Derecho Internacional Público, ni mucho menos en estrategia Geopolíticas, pero sí estoy consciente de que lo que pasa en cualquier región del mundo nos afecta a todos directa o indirectamente. Máxime cuando en los hechos existen violaciones a los derechos humanos.

La confusión generada por las acciones de Rusia hacia sus vecinos ucranianos, debe ser fuente de preocupación para todos, debido a las repercusiones sociales, económicas, humanas y políticas que pueden acarrear. Pero parece que poco le importa a las potencias lo que suceda a la humanidad, siempre que sus apetencias económicas o políticas sean saciadas.

Las guerras nunca han cesado. Las “potencias” mundiales se han mantenido en disputa constantes por territorios e intereses políticos, los cuales  siempre terminan afectando a muchas personas, más no aquellos que han generado el conflicto. Tanto que, en la mayoría de los casos las disputas se generan a miles de kilómetros de distancia de los enfrentados en la refriega.

Ahora no es diferente, el pueblo ucraniano no es más que la víctima de las luchas de intereses entre “potencias”. Que lejos del interés por defender la soberanía de Ucrania, la disputa se centra en determinar quiénes tienen más poder de causar daño a la humanidad. Lo que en general se convierte en una exhibición de poder, en los que cada león muestra sus garras con la finalidad de disuadir al otro para que le respete su espacio geopolítico.

Ha sido la constante del “Gran Hermano”, apostar a mantener la paz a través de la guerra, mientras más fuerza y daño produce la exhibición de fuerzas lejos de sus fronteras, más se mantiene la “Paz” dentro de sus territorios. No importa que para lograr esa Paz haya que recurrir constantemente a la guerra. Esa disuasión a través de la exhibición de fuerza es la que ha mantenido el mundo en guerras intestinas y regionales que nunca han cesado.

Desde Vietnam, Irak, Afganistán, Bosnia, Chechenia, Crimea y ahora Ucrania, la llamada Guerra Preventiva han estado infringiendo violaciones a los derechos humanos de ciudadanos inocentes, que se ven en medio de las vorágines de unos conflictos que en la mayoría de los casos no le encuentran explicación racional.

Tenemos que reflexionar sobre la manera en que nos manipulan. El ser humano no debe ser tomado como objeto para obtener un fin. Tampoco como animal irracional para lograr fines políticos, económicos o de intereses particulares. Hasta ahora eso han sido las guerras,  saciar la sed de unos “lideres” que solo quieren satisfacer su propio ego. La paz es un derecho humano, necesario para vivir dignamente, las personas empujadas a salir de su territorio a causa de esos conflictos, genera un drama humano que debe ser erradicado. Las organizaciones mundiales como la Organización de las Nacionales Unidas, sólo tienen razón de ser si logran evitar esos enfrentamientos.

Como los “lideres” mundiales a través de su lenguaje bélico logran contagiar a gran parte de la humanidad de la necesidad de matarnos unos con otros, debemos concluir que las guerras jamás cesarán. De ahí que las personas inocentes que hoy sufren las consecuencias de ataques despiadados por parte de jóvenes que ni siquiera saben porque están matando a sus congéneres, quizás nunca podrán entender las razones por la que han tenido que huir de sus tierras.

Pero al menos vamos a luchar por evitar que sea realidad la frase que expresa “La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero no se matan”. (Erich Hartman, piloto Alemán de la Segunda Guerra Mundial 1922-1993). 

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