Cuando el fin no justifique los medios

“Cuando el fin es lícito, también lo son los medios”. Frase atribuida a Nicolás Maquiavelo, que ha servido de estandarte durante mucho tiempo para justificar cualquier acción, procedimiento o aptitud, que independiente de sus cuestionamientos éticos o morales logre el resultado que se propone. A pesar de que existen varias versiones sobre el origen de la frase, la realidad es que ha sido utilizada en política, comercio, grupos empresariales y cualquier persona para garantizar ser exitoso. Dado que tiene “éxito” quien logra cumplir con los objetivos planteados, aun a costa del sacrificio de los principios éticos que deben primar en las relaciones sociales.

Como la mayoría de las frases hechas “el fin justifica los medios”, no tenía la connotación que tiene en la actualidad, pues en su origen se refería a que los fines perseguidos, fueran moralmente correctos. El hecho de que para salvar a una comunidad,  se sacrifiquen algunos miembros de forma individual, puede ser válido en ciertos contextos. Sin embargo, la frase ha degenerado con el tiempo, prevaleciendo que, los medios utilizados sean ilícitos al igual que los resultados, sin tomar en cuenta los aspectos morales de los medios utilizados, ni el fin perseguido.

En la actualidad, cualquier persona que persiga el denominado “éxito personal”, utiliza la frase de que el fin justifica los medios, siempre que logren obtener el resultado buscado, sin tomar en cuenta a quien o quienes afecte durante el trayecto que  catapulte a la finalidad propuesta. Es así, que quienes se conforman con realizar los procedimientos correctamente éticos para acceder a puestos de trabajo, comenzar un negocio o llegar a una posición política de relevancia, son llamados “perdedores” “resentidos” “pendejos”, y cuantos epítetos se pueden mencionar, para realzar los métodos antiéticos y denigrar a quienes critican los métodos deshonesto para lograr  “éxito”.

Es así cómo hemos llegado a un estado de cosa, que lejos de promocionar los valores y principios éticos,  resalta quien tiene poder y dinero a pesar de la deshonestidad para lograrlo. Las críticas para aquellos ciudadanos que se alejan de los propósitos moral y éticamente cuestionables son frecuentes, dado que se ha normalizado que lo correcto es lograr escalar socialmente, sin tomar en consideración los medios utilizados, de ahí que recurrir a la utilización de medios que lesionen intereses colectivos que necesitamos todos, como lo es el medio ambiente, la estabilidad económica del país, la seguridad ciudadana, la salud colectiva, es valorado como éxito, no importa que destruya la sociedad misma. 

Los políticos que no forman alianzas con cúpulas criminales y corruptas le llaman “perdedores”. De ahí que los referentes políticos de éxitos, son aquellos que han acuñado la frase de que el fin justifica los medios. Por ello Juan Emilio Bosch y Gaviño y José Francisco Pena Gómez, actualmente no son los referentes para hacer política, todo lo contrario, aquellos que han obtenido el poder utilizando cualquier medio son los líderes considerados exitosos políticamente. Por tanto, la política que debe ser la vía para la educación del ciudadano éticamente correcto, se convierte en el referente para que las personas procuren el fin, sin importar los medios utilizados. Porque los referentes políticos reflejan que el éxito debe ser buscado sin importar que en el proceso se violente cualquier principio ético. 

Los elementos anteriores, son los que han creado un sinnúmero de ciudadanos que de “empresarios” han pasado a ser “políticos” y viceversa, dado que la política otorga poder y siendo empresario se obtiene dinero,  una unión demoníaca que lleva al “éxito”, sin tomar en cuenta los medios utilizados, siempre que al final se logre obtener dinero y poder.

Es esa mezcolanza que ha generado en nuestra sociedad hechos lamentables, que han degenerado en pérdida de vidas humanas, que de no haber convertido el éxito en una especie de promiscuidad política y empresarial, quizás habríamos evitado la muerte de Juniol Ramírez, Juan de Los Santos y la muy lamentable muerte de Orlando Jorge Mera. Ojalá este último caso del Ministro de Medio Ambiente, haya podido remover los cimientos de esta sociedad, para finalmente erradicar de la cultura política y empresarial la frase “el fin justifica los medios”. Quizás lleguemos al punto de que  “el fin NO justifique los medios”,  logrando un cambio para mejorar la calidad de los ciudadanos. Dado que un acto éticamente cuestionable, jamás puede generar un éxito moralmente aceptable.       

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