CUANDO EL DIABLO SE VISTE DE GRIS

La Semana Santa inicio con los diablos sueltos, aprovechando que Cristo ya estaba asediados por los fariseos, acorralaron una pareja de esposos evangélicos que venían de predicar  la palabra de Dios en Villa Altagracia ejecutándolos en el acto.  Los miembros de la Policía Nacional hacen de las suyas de nuevo. Los muertos pudieron ser dos delincuentes más que mueren en “intercambio” de disparos, pero fue muy evidente para ponerles las armas, las gorras, chalecos  de la policía y sus respectivos prontuarios criminales. Algunos justifican está barbarie, incluyendo  legisladores, abogados y religiosos ¡Qué pena!

Es imposible justificar que personas mueran en “intercambios” de disparos, la policía de la República Dominicana es inoperante desde el punto de vista preventivo. Los miembros de la policía en cualquier país civilizado están para investigar y perseguir el delito bajo la coordinación del Ministerio Público, pero en nuestro país muchos miembros de la policía son aliados del delito, persiguiendo solo aquellos que no les reportan beneficios.

En los “intercambios de disparos” quienes resultan beneficiados son los delincuentes, dado que esas “confusiones” descalifica a la institución para investigar, le resta credibilidad cuando asisten en calidad de testigos a los tribunales,  los jueces no le creen a una policía desacreditada, por tanto, no sirven para justificar una condena.

Lo peor de todo, es que permitir a la policía que mate supuestos  “delincuentes” sin que reciban sanción por ello, los convierte en juez y partes, se creen con el derecho de matar a cualquier y etiquetarlo de “delincuentes”, incluso las  personas inocentes como hemos visto desde hace mucho tiempo.

Es la falta de consecuencias que reedita cada caso nuevo, de haber puesto freno a la masacre de los intercambios de disparos, no habríamos perdidos dos jóvenes valiosos para la sociedad a manos de la Policía Nacional.

El ser humano tiene valor aún siendo “delincuentes”, pero a estos últimos solo se le puede imponer una sanción de conformidad al principio de legalidad, es decir, a través de un proceso penal que permita ejercer su derecho a defenderse de la acusación que se le imputa. Sin embargo, cuando lo matamos sin llevarlo a un tribunal, jamás nos enteramos si realmente era culpable o no de lo que aviesamente la Policía Nacional emite como verdad.
Todo lo contrario, en ocasiones se mata al “delincuente”, solo para evitar que delate al socio policía delincuente.

Si seguimos permitiendo que la policía decida quién es delincuente o no, quien debe morir o no, llegaremos a un punto de que habrá que quedarse encerrados en sus casas con miedo a que una patrulla policial nos confunda con unos de sus competidores. Es por eso que nos causa impotencia ver como se nos extrae de los bolsillos dinero para pagar una protección ciudadana, que resulta ser más peligrosa que los peores delincuentes.

En plena semana santa cuando el nazareno está siendo juzgado y sancionado a sufrir en el calvario a pesar de ser inocente, llega el diablo vestido de gris a juzgar y sancionar sin el debido proceso a personas inocentes, arrebatándole la vida de forma inmisericorde. Esperamos que los Caifás, Herodes y Fariseos de estos tiempos, no tengan que arrepentirse cuando se den cuenta del daño que le han ocasionado a esos jóvenes, su familia y a la sociedad.

La sociedad se levantará de su sepulcro, quizás no dentro de tres días, pero se levantará y le exigirá explicación por sus crímenes. Y al final tendrán que pagar sus pecados ardiendo en el fuego eterno de sus conciencias.Que las noches grises, de los vestidos de gris, no lleven más dolor a la familia Dominicana. Que la justicia de Dios triunfe en contra  Satanás.

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