A MATAR A JESUS COMO CADA AÑO

Es indudable que la historia de Jesús Cristo ha cautivado el mundo occidental por más de dos mil años, tanto, que ha dividido la historia de esta parte del mundo en antes y después de Cristo-a. de C.-d. de C.-. La mayoría de los creyentes entienden que la vida del nazareno es un modelo a seguir para cualquier persona o líder. De ahí que quienes han estudiado la vida de Jesús desde la perspectiva del líder religioso que fue, estará de acuerdo que hoy día sigue siendo un referente moral.

Por eso al iniciarse la Semana Santa, época en la que según los cálculos fue crucificado Jesús de Nazaret, es propicia para recordar la forma en la que se comportan las masas en momentos específicos de la historia. De ahí la duda que se cierne sobre las bondades que ciertos grupos les atribuyen a algunos líderes políticos o religiosos, debe ser vista con mucho sigilo por quienes tienen sus propias formas de ver los acontecimientos sociales.  Basta leer el Evangelio de Juan Capitulo 12, versículo 12 y 13 cuando dice “El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!”.

Esa multitud recibió a Jesús como el hijo de Dios que les salvaría de la opresión, los encaminaría hacia la salvación. Sin embargo, una vez es presentado a ese mismo pueblo que lo aclamaba como acusado por parte del Estado y las elites, la población cambia de parecer y en el capítulo 19 versículo 14 y siguientes del Evangelio de Juan dice. “Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron”.

Es precisamente lo que sucede en la actualidad, cada día se nos presentan los Jesús de estos tiempos, pero preferimos que sean crucificados, por el solo hecho de que el Estado ha decidido que debe ser el chivo expiatorio para acallar los desmanes de las autoridades. Son los nazarenos actuales que enfrentan los males acuciantes que embarga la sociedad actual, denunciando los actos de corrupción, el enriquecimiento ilícito, las violaciones sexuales en contra de menores. Pero en vez de perseguir a esos barrabas, preferimos que nos entreguen al nazareno para crucificarlo una y otra vez.  De ahí que los males que aquejan a la sociedad sean cada vez más profundo, debido a la inversión de los valores en vicios y viceversa, tanto que, lo que realmente daña y enferma la sociedad lo tratamos como cambios loables, al contrario los que debemos enarbolar como rescate de valores y principios éticos que elevan la bondad del ser humano, es tratado como anti-valor. Por eso vamos como cada año acudimos a matar nuevamente el Verbo y seguimos viviendo con el sustantivo como elemento central de la sociedad. Acudimos cada “Semana Santa” a ríos, playas y montañas a destruirnos y destruir. A matar a Jesús como lo hemos hecho cada día. Volvamos a matar a Jesús como lo hemos hecho cada año.   

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